
La diáspora musical del Tolima en el mundo
Carolina Santamaría-Delgado, PhD
Profesora asociada, Universidad de Antioquia
¿Qué es una diáspora musical? Aunque seguramente no existe una única respuesta para resolver tal incógnita, para intentar dar una respuesta a esta cuestión debemos comenzar por reflexionar brevemente sobre el término “diáspora”. Pese a su evocadora sonoridad, diáspora no suele ser una palabra de uso común en el lenguaje cotidiano; de hecho, apenas en la década de 1980 se comenzó a emplear con alguna frecuencia en el idioma castellano. Se trata de una palabra que tiene sus raíces en el griego y que significa dispersión, diseminación, y se utilizaba en la antigüedad para describir la acción de lanzar semillas al aire para hacer la siembra. No obstante, en la actualidad es un término que se usa en diversas disciplinas de las ciencias sociales y humanas para hablar de la dispersión y desplazamiento de comunidades humanas que mantienen vínculos afectivos con su lugar de origen, ya sea por razones étnicas, culturales o religiosas. Es así como se suele utilizar para reflexionar sobre la dispersión y exilio de pueblos enteros como los judíos o los armenios, pero también para analizar la migración forzada de millones de africanos a lo largo de las Américas debido a la trata esclavista. La sugerente combinación de palabras en la expresión «diáspora musical», que es la base metafórica y conceptual del programa del Ibagué Festival 2024, busca dirigir la mirada hacia la diversidad y riqueza de conexiones que se han establecido con otros lugares del mundo gracias a la dispersión de músicos locales, y la manera en que estos vinculan su práctica artística con su lugar de origen.
Aunque quizás haga falta explorar aún más los recovecos de los anales de la historia, es bien sabido que desde finales del siglo XIX Ibagué ha sido destacada en la esfera pública nacional como la ciudad musical de Colombia. Si bien son múltiples los factores que han servido como base para que esa designación no oficial se haya mantenido sin cambio por décadas, sin duda la temprana fundación del Conservatorio de Música en la ciudad en 1909 ha resultado fundamental para esa narrativa. A lo largo de los siglos XX y XXI, esta institución ha sido clave para la formación de numerosos músicos profesionales, muchos de los cuales se han visto en la necesidad de cruzar múltiples fronteras, tanto nacionales como internacionales, con el fin de encontrar espacios adecuados para desarrollar y llevar a cabo su quehacer musical. El flujo de talentos musicales locales ha sido abundante y continuo, y la selección de invitados al Festival este año es una muestra fehaciente de ello. Se trata de un abanico de artistas destacados que incluye desde un cantautor como Santiago Cruz, un cantante y productor como Jona Camacho, un grupo de música alternativa como la Phonoclórica, un grupo de cámara como el Cuarteto Cumbre, músicos sinfónicos como Ana Ospina, Juan F. Loaiza y Samuel Jiménez, hasta un director de orquesta y profesor universitario como Germán Gutiérrez. Este rico cartel de personalidades permitirá al público deleitarse con una amplia variedad de géneros y estilos musicales.
Una cuestión que queda por resolver, y quizás esta versión del Festival sea la ocasión propicia para intentar hacerlo, es hasta qué punto la dispersión de los músicos tolimenses a través de diversas latitudes ha construido vínculos entre el pueblo tolimense y otras comunidades humanas alrededor del mundo. Si en su etimología original la palabra diáspora significaba una dispersión de semillas, ¿cuáles de estas semillas musicales han germinado, en dónde y por qué? ¿Cómo son los vínculos afectivos que han logrado establecer estos músicos tolimenses con su lugar de origen? ¿Qué más podría hacerse para reforzar esos vínculos? Las respuestas a estas preguntas no son simples ni obvias, pues con seguridad las conexiones van mucho más allá del sonido mismo. Suponer, por ejemplo, que la expresión de la identidad sonora tolimense solo se puede lograr al interpretar bambucos en instrumentos tradicionales de cuerda sería limitar el repertorio de posibilidades estéticas y de relaciones culturales y sociales que se pueden construir a través de la música. Cabe esperar que los conversatorios que se llevarán a cabo en el marco del Festival aborden en profundidad estas y otras discusiones relevantes para reflexionar acerca de la identidad artística de los músicos del Tolima. La gran diversidad de la diáspora musical tolimense que se muestra en esta versión del Festival pareciera ser un ejemplo indiscutible de que Ibagué posee un mundo sonoro cosmopolita desde hace muchos años, un rico mundo sonoro capaz de establecer diálogos fluidos con otras tradiciones musicales a través de artistas creativos que aún tienen mucho por decir, músicos cuya práctica continúa proyectándose hacia el futuro.
Tal riqueza sonora no solo se expresa a través de las actividades de aquellos músicos que han desarrollado sus carreras en otros países, sino que también está presente en las propuestas de los músicos nacionales y locales que se ganaron su propio lugar en los escenarios del Ibagué Festival 2024 a través de su participación en convocatorias públicas. En la programación del evento se puede apreciar que compartirán escenario con los músicos de la diáspora tolimense al menos tres importantes agrupaciones del ámbito nacional: Tres Palos Ensamble, Ensamble Sincopa2 y el Cuarteto León Cardona. También intervendrán los artistas locales Juliana Valdiri, Afro Fresh y La música de Abril. La interacción en el escenario entre músicos que cuentan con experiencias profesionales y artísticas en diferentes ámbitos promete convertirse en un espacio idóneo para establecer diálogos fructíferos que permitan fortalecer los vínculos de la diáspora musical tolimense con su lugar de origen. Por último, para el cierre del Festival los organizadores dispondrán un gran evento final en las instalaciones de la Universidad de Ibagué, que contará con la participación de la Estudiantina Regional del Alto Magdalena y la Gran Coral Ciudadana. Este concierto promete ser una ocasión imperdible para que el público de Ibagué y los visitantes que lleguen a la ciudad puedan apreciar en todo su esplendor el trabajo de la Estudiantina, un ensamble de gran formato creado recientemente por el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes.
Antes de pensar en los detalles del concierto de cierre del evento, vale la pena detenerse un momento a considerar otros temas secundarios del Ibagué Festival 2024 que se desarrollarán de manera paralela a la trama central sobre la diáspora musical tolimense. Por un lado, este año se hará un énfasis especial en el jazz afroamericano, y por otro lado se programarán espacios para la presentación de cine silente con el acompañamiento de música en vivo. Para conmemorar el impacto del jazz a nivel global, la organización se puso en la tarea de encontrar una banda de Nueva Orleans que muestre al público local cómo era el estilo particular de las agrupaciones de este género en las primeras etapas de su historia, a principios del siglo XX. El evento de musicalización en vivo de una película muda rememora una práctica que también era usual alrededor del mundo entre las décadas de 1890 y 1920, cuando músicos locales eran contratados para acompañar las proyecciones de cine europeo y norteamericano que en ese entonces aún no contaban con la tecnología necesaria para grabar y reproducir el sonido. Podría decirse que la temática central y las secundarias del Festival se enlazan para comprender mejor las raíces históricas de las prácticas musicales y la formación de artistas que estaban en boga hace un poco más de cien años atrás, tanto en Ibagué como en otras partes del mundo. Posiblemente el propósito sea establecer lazos más fuertes y sólidos entre el pasado musical, las expresiones nuevas que habitan el presente y los sonidos que nos depara el futuro.
No podría concluir esta breve presentación de los contenidos principales del Ibagué Festival 2024 sin dedicar unas pocas palabras al personaje que será homenajeado en el marco de esta quinta versión del evento. Se trata del maestro César Augusto Zambrano, un destacado violonchelista, compositor y director que ha formado a generaciones de músicos tolimenses gracias a su actividad como compositor, director coral y orquestal, arreglista y gestor cultural. A lo largo de una distinguida carrera de más de medio siglo, el maestro ha sido formador y promotor de jóvenes talentosos, al mismo tiempo que ha contribuido en la creación y divulgación musical, literaria e histórica del Tolima. Sin la labor silenciosa pero decidida de personajes notables de la vida musical ibaguereña como el maestro Zambrano, no sería posible que la ciudad siguiera manteniendo un papel preponderante que aún se le reconoce como ciudad musical de Colombia.
¡Nos vemos en el próximo Ibagué Festival!
Para mas información: www.ibaguefestival.com
Contactos prensa
Luisa F. Cano