Entrevista con Eugenia Eiriz: La danza, uno de los grandes consuelos de la humanidad

Preparándonos para las presentaciones de la Compañía Antonio Gades en el Ibagué Festival: Las Músicas que Somos, que se llevará a cabo del 7 al 10 de septiembre de 2023 en la Ciudad Musical de Colombia, la directora recuerda el legado del gran bailarín, quien fuera su pareja, y reflexiona sobre la importancia histórica de la música y el baile flamenco.

-¿Cómo conoció usted a Antonio Gades?

Yo trabajaba en el departamento de comunicación del Teatro Real  cuando Gades llegó con el Ballet Nacional de España, que representaba uno de sus ballets más trascendentales: “Fuenteovejuna”. Para mí era casi un dios y fue una gran impresión conocerle. Pero yo no me enamoré del artista sino del hombre, más real, sorprendente y emocionante que toda su obra junta, y a quien nunca agradeceré lo bastante la suerte de cada día que viví a su lado.

-Uno de los proyectos pedagógicos en que usted ha participado se llama “La ópera como vehículo de aprendizaje”. Cuéntenos, ¿cuáles son las enseñanzas básicas que podemos recibir de la ópera?

El motor de este  programa, desarrollado en aulas de primaria y secundaria, era la creación de una obra original con vistas a ser presentada por toda la clase al finalizar el curso. La obra es un pretexto para el aprendizaje de elementos del temario general del año. Lo importante no es tanto el resultado como el proceso vivido por el alumnado y el profesorado, el hecho de que se valoren las aptitudes de los y las alumnas a la hora de adjudicar las diferentes responsabilidades necesarias para poner en pie una obra musical. El alumnado toma consciencia de la importancia de la labor individual dentro del equipo, desarrollando  la curiosidad por aprender. Y por supuesto, al final de todo esto  de produce el descubrimiento del arte.

-En ese orden de ideas, nos gustaría saber también cuáles son las enseñanzas del flamenco.

Lo que hemos hecho ha sido adaptar esto al flamenco y sus particularidades. Es  un trabajo encomiable, realizado para la Fundación Antonio Gades por la pedagoga y bailaora Silvia Marín. El flamenco cuenta historia, geografía, arte, tradición, multicuturalidad, y es una de las principales señas de la universalidad de nuestra cultura. Poner esta semilla en  nuestros niños y jóvenes a través de un programa en las aulas como es “El Flamenco en el Aula” ha sido  una de las labores más importantes y satisfactorias de nuestra Fundación, que fue premiada hace dos años por la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía.

-El Ibagué Festival va a resaltar una raíz común entre el flamenco y la música de los llanos colombo-venezolanos. ¿Ustedes eran conscientes de esa diáspora de la música flamenca? 

El flamenco germina en España pero es universal porque nace universal. Son muchas las culturas que se han encontrado en algún punto de nuestra historia  y, por supuesto, América es fundamental y lo ha alimentado muchísimo artísticamente. De hecho, existe una rama dentro del cante flamenco denominada “cantes de ida y vuelta” que hace alusión a esta influencia. Acudimos a la llamada del Ibagué Festival con muchísima curiosidad y ganas de adentrarnos en este mundo, que nos ayudará a profundizar en estas influencias. 

-Cuando se inició la Fundación Antonio Gades, ¿qué tipo de apoyo buscaron? ¿Cómo fue pasar de lo artístico a algo más administrativo?

La Fundación surge como respuesta a la lógica preocupación de un gran creador de la escena teatral europea sobre el futuro de su legado estilístico y coreográfico. Iniciamos este camino  hace casi veinte años. Éramos un grupo de personas designadas por él para llevar adelante la Fundación, entre las que se encontraba su hija María Esteve, quien hoy es la presidenta. Se han ido sumando diferentes instituciones muy importante para nosotros: el ayuntamiento de la ciudad de Getafe, que acoge nuestras actividades en el Teatro Federico García Lorca y un aula municipal de danza que atiende 370 alumnos. También el Ministerio de Cultura del Gobierno de España a través del INAEM, y especialmente del centro de documentación de música y danza, CEDAEM, que custodia el importante archivo histórico documental de la Fundación. Y finalmente la Comunidad de Madrid, que auspicia un programa de compañías residentes que ha logrado descentralizar la danza de alto nivel.

-En sus espectáculos de danza, ¿consideran necesario que la música sea en vivo, o puede ser pregrabada?

La verdad es que el baile  flamenco exige música en vivo. Es casi imperativo, no así el  resto de disciplinas que conforman la danza española como estilo dancísitco. El primer programa que realizaremos en el Ibagué Festival, “Suite Gades”, es exclusivamente flamenco. Por lo tanto, contaremos a lo largo de todo el espectáculo con nuestros músicos: los cantaores Enrique Piculabe y Aser Jiménez y los guitarristas Alberto Fuentes y Basilio Garcia. Sin embargo, el segundo programa, “Movimientos por bulerías”,  es un pequeño paseo emocional por la danza española y sus diversas formas, estilizada, bolero y folclore escénico. Esto se acompaña al comienzo con música grabada, para finalizar con el flamenco, que, como digo, ha de ser interpretado con música en vivo. Es una perfecta ocasión para disfrutar esta diversidad de estilos de la mano de grandes bailarines como son Ana Del Rey, Miguel Lara y Alvaro Madrid, además de la propia directora artística de la compañía, Stella Arauzo.

-La labor de recuperar un repertorio coreográfico no debe ser fácil. ¿En qué se basaron? ¿Filmaciones? ¿Testimonios de los discípulos de Gades?

Antiguamente debía realizarse esta labor de recuperación a través de la figura de los maestros repetidores. La  aparición del video a partir de los años 80 hace que se normalice la grabación de los ensayos y funciones y, a buen seguro, esto ha facilitado la tarea. Pero el video, que en nuestro caso ha sido también una gran ayuda, no lo es todo. La transmisión desde el maestro en la danza, como en cualquier otra disciplina artística, es clave. La actual directora artística de la  Compañia, la maestra Stella Arauzo, ha sido pilar fundamental para la transmisión del estilo Gades a la actual generación. También  su esposo, el guitarrista Antonio Solera, recientemente fallecido y quien fuera durante muchos años colaborador y amigo de Gades. Muchos otros artistas que ya habían trabajo junto a Gades trabajaron también con nosotros.

-Gracias a las películas de Carlos Saura, mucho del arte de Antonio Gades se difundió a nivel internacional. ¿Se sabe qué tan importante fue para Gades ese paso por el cine?

Antonio Gades comienza su carrera en 1951, entrando a trabajar con 15 años en la Compañía de Pilar López. Al dejarla se traslada a Italia, donde permanece por dos años como primer bailarín en La Scala de Milán y como maestro de baile español. Es invitado a su primera gira internacional en solitario por Estados Unidos y su compañía, fundada en 1963, cumple hoy sesenta años convirtiéndose  en una de las más longevas de la historia de la danza. En 1978 es el primer director del Ballet Nacional de España y ya es una figura consagrada internacionalmente cuando rueda junto a Saura “Bodas de Sangre”, inspirado en la obra de García Lorca, y esa “Carmen” tan revolucionaria en el momento de su nacimiento, hoy convertida en clásica. El tándem Gades-Saura es un antes y un después en la difusión del arte flamenco.

-Finalmente, ¿cómo quería Antonio Gades que lo recordaran?

Para mí esta es una difícil pregunta porque Gades es un crisol. ¿Quiere que le hable del Gades bailarín, coreógrafo, marinero, del hombre? Desde el punto de vista personal, pero también como gestora de una entidad que se dedica a la conservación y difusión de un legado artístico de primer orden, es impresionante la fidelidad a su clase. Antonio nació en el curso de una guerra civil, tuvo una infancia de privaciones que le marcó para siempre e hizo de la preocupación por la justicia social un modo de vida y una responsabilidad. El fue bailarín, coreógrafo y director de escena y procuró con su trabajo contribuir a la difusión del arte a todos los niveles, sabedor de que se trata de uno de los grandes consuelos de la humanidad. Todo eso habla por él. 

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